La industria del salmón trata de afianzarse en la frontera entre Argentina y Chile, cercana al Cabo de Hornos. Un negocio que puede suponer un gran impacto medioambiental, y choca con los intereses económicos de Chile, ya que es el segundo mayor productor del mundo de esta especie.
Un chef contra el salmón
Es la opción de pescado ofrecida por la mayoría de los restaurantes del mundo. Pero a pesar de confesar que tuvo que resignar jugosas ganancias, el reconocido chef argentino Lino Adillon no solo la sacó de su menú, si no que en los últimos años se convirtió en un activo luchador contra la industria del salmón.
"Lo están desarrollando acá diciéndonos que nos van a dar trabajo. Lo que nos están dando es matarnos el mar. Y ya somos cada vez más los que estamos dispuestos a no permitirlo", señaló Adillon.
El restaurante de Lino está ubicado en Ushuaia a la orilla de las aguas del canal de Beagle, una región que se prepara para combatir un acuerdo del Gobierno del país con Noruega, para analizar la instalación de salmoneras.
A 5 horas de navegación, estas mismas aguas heladas bañan las costas de Chile, donde al otro lado, una pequeña comunidad libra la misma batalla
Chile es el segundo productor de salmón del mundo. Según los ambientalistas, las leyes más laxas de esta parte del globo han permitido a las empresas europeas beneficiarse de las ganancias, provocando un desastre ambiental que se extiende cada vez más al sur. Un dato revelador es que la industria usa aquí 20 veces más antibióticos que en Noruega
"Están viniendo de Chile para acá porque han contaminado todo ese sector y tienen que buscar aguas más puras y más limpias. Porque evidentemente los peces, o sea en otros sectores de Chile ya está todo contaminado", explicó María Luisa Muñoz, representante de la comunidad yagán
Debajo de las jaulas instaladas en las aguas chilenas van cayendo los restos de alimentos y los desechos orgánicos de los salmones que crecen hacinados. Y todo esto se va acumulando en el fondo del mar, contaminándolo. Esta es una de las formas en que los ambientalistas dicen que esta industria afecta el ambiente, y por supuesto, también a las especies autóctonas, muchas de las cuales denuncian que ya desaparecieron.
Las 'fugas' de los peces
Otro problema son los escapes. El más grave fue de 690 mil ejemplares que una vez en libertad se convierten en feroces depredadores. A diferencia del hemisferio norte, de donde son originarios, aquí no tienen otra especie que frene su colonización.
"En nuestros estudios hemos visto cómo salmones escapados de lugares más al norte en el país ya están colonizando los ríos de esta zona. Porque tienen un ciclo de vida donde los adultos ponen los huevos en el río y luego el adulto se va al mar", detalló Tamara Contador, bióloga del Parque etnobotánico Omora.
Pueblos originarios
La comunidad de pescadores ancestrales en estas aguas es el principal actor en contra de la instalación de las salmoneras. La ley chilena establece que, como pueblo originario, los yaganes debían ser consultados antes de otorgar los permisos, y como ese paso fue omitido, por ahora las concesiones están frenadas.
"El mar para la comunidad como pueblo y como pueblo originario del lugar, forma parte de nuestra cosmovisión. El corazón de nuestra cosmovisión como pueblo originario. Y siempre se va a luchar cuando se vea amenazado", subrayó David Alday, representante legal de la comunidad yagán en isla Navarino.
En este caso como en tantos otros, la amenaza no existía hasta que fue introducida por la actividad económica, una lección que, a pesar de la insistencia de los científicos, el mundo todavía se resiste a aprender.
Con información actualidad.rt.com
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18 de febrero de 2020
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