Francia, propietaria del complejo funerario desde fines del siglo XIX, cerró su acceso en 2009 como parte de una restauración a gran escala por valor de 1,1 millones de dólares, informa la agencia AP.
Orit Peleg-Barkat, arqueólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén, considera que es "una de las tumbas más elaboradas de la primera época romana" que queda en esa ciudad.
El Consulado de Francia establece que a ese santuario solo pueden entrar 60 personas los martes y jueves y los visitantes, incluidos quienes deseen rezar, deben comprar entradas por Internet y registrarse con un pasaporte o tarjeta de identificación.
Asimismo, el público podrá visitar el patio y la entrada a la tumba del monarca, pero no tendrá acceso a las cámaras funerarias internas. Sin embargo, algunos judíos ultraortodoxos opinan que el complejo debería estar abierto al público sin restricciones como cualquier otro lugar histórico o de culto.
Desde su cierre, varios nacionalistas religiosos organizaron protestas, a veces violentas, a las puertas de este lugar sagrado para exigir su apertura y trataron de hacerse con la propiedad del monumento por vía judicial.
Con información actualidad.rt.com
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18 de febrero de 2020
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