Un grupo internacional de científicos ha estudiado el fósil –extremadamente bien conservado– de un reptil antiguo y parecido a un delfín que habitaba en el océano sobre el actual territorio de Alemania, hace unos 180 millones de años, y encontró características inesperadas que lo hacen uno de los animales más misteriosos del Jurásico.
De acuerdo con el estudio, publicado en la revista Nature y realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE.UU.) y la Universidad Lund (Suecia), el análisis molecular y microestructural ha demostrado que ese antiguo reptil marino, clasificado como ictiosaurio Stenopterygius, se parecía a un delfín moderno no solo en apariencia: era probablemente de sangre caliente, tenía grasa aislante y usaba su coloración como camuflaje ante sus predadores.
"Los ictiosaurios son interesantes porque tienen muchos rasgos en común con los delfines, pero no están relacionados en absoluto con esos mamíferos que habitan en el mar", dice una coautora de la investigación, Mary Schweitzer, profesora de ciencias biológicas en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. "Tampoco estamos muy seguros de su biología. Tienen muchas características en común con reptiles marinos vivos, como las tortugas, pero sabemos, por el registro del fósil, que eran vivíparos, lo que se asocia con la sangre caliente", añadió.
Extremadamente bien conservado
Johan Lindgren, profesor asociado de la Universidad de Lund y autor principal del estudio, señala por su parte que "tanto el contorno del cuerpo como los restos de sus órganos internos son claramente visibles". "Sorprendentemente, el fósil está tan bien conservado que es posible observar capas celulares individuales dentro de su piel", afirma el científico.
Tal estado de conservación permitió a los investigadores identificar microestructuras de tipo celular que contenían orgánulos de pigmentos dentro de la piel, así como rastros de un órgano interno que se cree que es el hígado. También observaron material químicamente compatible con la grasa de los vertebrados, que solo se encuentra en animales capaces de mantener la temperatura corporal independientemente de las condiciones ambientales.
Tras aplicar una serie de técnicas analíticas de alta resolución, los científicos encontraron en el fósil evidencia química de grasa subcutánea. "Esta es la primera evidencia química directa de sangre caliente en un ictiosaurio, porque la grasa es una característica de los animales de sangre caliente", dice Schweitzer.
En conjunto, los hallazgos de los investigadores indican que el Stenopterygius tenía una piel similar a la de una ballena y una coloración parecida a la de muchos animales marinos vivos, oscuros en la parte superior y más claros en la parte inferior, lo que proporcionaría camuflaje ante sus depredadores.
Con información Agencia RT
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18 de febrero de 2020
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