La obesidad puede aumentar la permeabilidad de la barrera hematoencefálica que separa la sangre del líquido cerebroespinal, afectando a las habilidades cognitivas. Sin embargo, el proceso puede ser revertido con la desactivación de algunos receptores, revela un estudio publicado por un grupo de especialistas del Colegio Médico de Georgia (EE.UU.) en la revista Journal of Neuroscience.
Un experimento con ratones transgénicos mostró que los animales inducidos en estado prediabético sufrían de un deterioro de la memoria y el aprendizaje. Al estudiar su vasculatura cerebral, los científicos descubrieron que, con el avance de la enfermedad, la barrera hematoencefálica filtraba moléculas cada vez más grandes, llevando a una inflamación crónica del tejido nervioso.
Este efecto se produce por la activación continua de los receptores de adenosina, Adora2a, que normalmente ayudan a coordinar la actividad cerebral con el flujo de sangre. En estado de activación crónica, los receptores erosionan las uniones estrechas, es decir, las estructuras que crean la barrera defensiva.
Al desactivar los receptores utilizando medicinas, los investigadores vieron que las funciones encefálicas se recuperaron y disminuía la inflamación, aunque según dijo al portal Sciendaily Alexis M. Stranahan, uno de los autores del estudio, todavía hay que comprobar si este método funcionará en humanos.
"Se parece más a una puerta que a una barrera", comparó el científico, agregando que el cerebro es tan frágil que pueden ser amenazado por las células inmunes propias del organismo.
Con información Agencia RT
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18 de febrero de 2020
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