Una fosa común con los huesos cuidadosamente arreglados, hallada cerca de la villa de Koszyce, en Polonia, ha permitido a un grupo de científicos reconstruir una trágica historia familiar de hace casi 5 mil años. Por medio del análisis antropológico, génico y químico, los investigadores pudieron establecer la violenta causa de su muerte, cuántas personas estaban enterradas, qué tenían en común y qué relaciones mantenían entre sí.
Ocho de los cuerpos sepultados eran masculinos y siete femeninos, demostró la investigación, cuyos resultados recoge un artículo publicado en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences. Mediante la secuenciación del ADN mitacondrial se les pudo clasificar en cuatro familias, una de ellas descendiente de otra.
Los autores enfatizan que los padres de estas familias —con una sola excepción— no estaban entre los muertos, algo que sugirió a los investigadores la idea de que no presenciaron el asesinato en cuestión, sino que posiblemente acudieron para enterrarlos. Se trata de una masacre simultánea y un entierro rápido, que permitió colocar los cadáveres de tal manera que los más próximos se abrazaran eternamente.
Víctimas sin ascendencia en la estepa
Lo primero que destacaron los arqueólogos, cuando desenterraron los esqueletos en 2011, fueron los cráneos destrozados, que presentaban indicios de un fuerte golpe en la cabeza como método de matanza. Los restos humanos estaban acompañados por una variedad de objetos de valor y también por huesos de varios cerdos y una oveja. Esto puso en evidencia no solo la masacre, sino también la realización de un funeral digno.
Por método de radiocarbono se estableció que los restos se remontan a los años comprendidos entre el 2880 y el 2776 antes de la era común, en lo que fue el fin de la Edad del Bronce en Europa. Los hallazgos y las fechas sugirieron que el grupo pertenecía a la cultura de las ánforas globulares, la cual se distinguía de sus vecinos por la elaboración de piezas de cerámica esféricas y la preferencia por los cerdos como ganado.
Los orígenes de esta cultura centroeuropea han sido un tema de intenso debate en los últimos años. "Si la interacción general entre el pueblo de ánforas globulares y las culturas vecinas asociadas con la estepa (…) fue básicamente hostil, eso explicaría por qué los individuos del primer grupo no tienen ascendencia proveniente de la estepa y, en particular, por qué Europa experimentó una drástica reducción en el linaje genómico neolítico en ese tiempo", sintetizan los autores del artículo.
En el material recabado de la fosa de Koszyce, los científicos no encontraron indicios de genes que vincularan a los habitantes locales con una afluencia de poblaciones de las estepas, situadas más al este, algo que permitió descartar los modelos que asociaban a los miembros de esta cultura con migrantes indo-iraníes.
Con información Agencia RT
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18 de febrero de 2020
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